Nota publicada en la revista del diario "El Santafesino"
“La Cuenca
Santafesina” Junio 2013-año III/Edición No 32-Santa Fe
Esta
santafesina ha rescatado de sus viajes una infusión milenaria como es el té
al que le dio su toque para formar nuevos sabores y aromas.
Por Lic. Silvina Corti
silvina@elsantafesino.com
Al
escucharla su voz nos confunde, es que Eugenia tiene el timbre de una persona
más joven. Pero cuando amablemente avanza en el relato de su vida, sus
viajes, sus emprendimientos, entendemos que estamos frente a una persona que
ya ha transitado más de la mitad del camino. Oriunda de la ciudad de Paraná,
transcurrió la mayor parte de sus años en Santa Fe, de allí que ella se
declara santafesina. Actualmente es una exitosa emprendedora que saboriza
diferentes clases de té, producto que prepara en Santa Fe y comercializa en
todo el país y fronteras afuera.
Al
consultarle sobre cómo se inició con el té, le relata a La Cuenca Santafesina
que luego de trabajar varios años en relación de dependencia se cansó de
“hacerle ganar dinero a otros”. Así que desarrolló diferentes emprendimientos
como ser “llevaba a Europa ropa artesanal tejida argentina para venderla
allá”. Lo que hacía que pasara largo tiempo en el viejo continente y viajara
mucho, una de sus pasiones. Sin embargo, “por cuestiones personales tuve que
quedarme en Argentina y buscar
un medio sustentable para vivir”, rememora.
La experiencia de haber viajado tanto, de ir
de un lugar a otro, le permitió ver otras culturas, otros gustos, otros estilos. “En Europa el té
se vende mayormente en hebras,
no en saquitos, y lo comercializan todos los almacenes. Me pareció que era
algo que podía funcionar en nuestro país. Traje esa idea y la puse en práctica, con
esfuerzo” reconoce y agrega
“porque acá estamos muy acostumbrados al saquito”. Pero gracias a su
perseverancia logró desarrollar el concepto inicial y hoy lleva 16 años en el
emprendimiento.
En cuanto
a su conocimiento del producto, relata que “traigo desde chica el
conocimiento del té” por gusto y por sus viajes. En donde destaca que “viajo
en clase económica y camino mucho, eso me posibilita entrar en contacto con
otras culturas y otra gente, lo que me da un conocimiento
La
ruta del té desde Santa Fe al mundo
Eugenia
en su emprendimiento compra diferentes variedades de té y lo mezcla con otras
especies, lo que lo transforma en un producto único por sabor y aroma. Cada
elemento que compone el
blend (mezcla) es
cuidadosamente
seleccionado por ella, “cada ingrediente es natural”.
La
materia prima, básicamente el té que utiliza Eugenia en
sus blends, es de Misiones ya que su idea original fue “revalorizar el
producto nacional”. Nos explica que el
té argentino es estimado en el mundo por su color, por eso es buscado para
realizar mezclas. En cuanto a su sabor
no es tal vez de los mejores ya que para ello necesita ser cultivado en zo-
nas templadas a cálidas de gran amplitud térmica, como se da en Asia. Aquí se
cultiva básicamente en Misiones cuyo clima no tiene los contrates que
requiere.
La
comercialización la realiza a través de distintos canales: mayorista
(mediante distribuido- res), minoristas (comercios) y clientes (a través de
la venta en ferias y exposiciones). Eso en lo que respecta a la venta en el
mercado interno, el cual le ha permitido sentar la bases de sustentabilidad
del negocio. Ahora, como ella misma afirma, “apunto a ex- portar el producto,
el que ya tengo registrado para comercializar en cualquier país del mundo”.
El año pasado viajó a la Expo que se realizó en China, de la que participó
con su stand el municipio de Rosario, y allí logró entablar algunas relaciones
comerciales. Hoy sus productos se
están comercializando en una
empresa de productos gourmet que llega a la comunidad asiática.
Además,
Tany tiene otros éxitos que explica con cifras: produce una tonelada de té
por mes y tiene registrado once sabores que comercializa en veinte
provincias argentinas.
Paso
a paso
“Empecé
en la cocina de casa. Mi producto es absolutamente artesanal, el primer té
que hice fue de naranja con canela.
Tenía unas naranjas, le agregué la mejor canela, lo preparé, lo dejé unos
días y salió riquísimo. Me fue bien y en tres años compré un establecimiento
en Santa Fe, donde elaboro y distribuyo mi marca”.
Su
estrategia para darse a conocer fue de la mano de las exposiciones, tales
como la Feria de las Colonias de Esperanza o la Feria de las Colectividades
de Santa Fe. “Las ferias me abrieron muchas puertas. No tenía medios para
promocionarme de otro modo ni para abrir un local”.
Dedicación
y trabajo
El
día de Eugenia arranca a las 6 de la mañana, es que como ella explica “somos
pocos en la empresa”, en la que destaca la gran colaboración de su hijo
Federico Surijon. “Si bien manejamos volúmenes importantes no son majestuosos
porque es producción artesanal”.
Además,
Eugenia está en todas las etapas del proceso, ella arma los nuevos blends,
selecciona los ingredientes, diseña el packaging del producto, negocia la
comercialización. Por eso señala “trabajo todo el día sin parar”.
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